Este Volkswagen Caribe Pro 87, cariñosamente apodado “el conejo”, es un claro ejemplo de cómo la pasión y dedicación pueden transformar un coche clásico en una verdadera joya automotriz.
Su dueño, Darwin Leal Palafox, adquirió este vehículo hace más de 13 años y, a lo largo del tiempo, ha realizado numerosas modificaciones que lo han convertido en un coche único y especial.
En el interior, “el conejo” conserva su sala original, ahora tapizada en color beige. El volante Nardi Torino de madera, junto con los embellecedores Ogletori de madera en las puertas, añade un toque clásico y artesanal.
Los cinturones de seguridad de dos puntos y el quemacocos, una mejora que no venía de fábrica en la versión Pro, completan la experiencia de conducción. El sistema de audio, de la “vieja escuela”, incluye dispositivos Alpine y Altec.
Exterior del Volkswagen Caribe Pro 87
El exterior de este Volkswagen Caribe Pro 87 fue cubierto con una pintura “Rojo Ferrari”. Al frente tenemos una parrilla de Volkswagen Caddy, un elemento difícil de encontrar, y el lip de 16v en la parte inferior, junto con molduras cromadas.
Las manijas cromadas y los espejos de aluminio pulido complementan el conjunto. En la parte trasera, las calaveras rojas de Golf Mk1 y las fascias nuevas, otro distintivo del Caribe PRO, añaden un toque deportivo y moderno.
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Los rines American Racing con ancho de 7 1/2 pulgadas en la parte delantera y 8 1/2 en la trasera, le dan a “el conejo” una postura imponente y mejoran su manejo. La suspensión de aire permite ajustar la altura del vehículo.
Bajo el cofre de este Volkswagen Caribe Pro 87 tenemos una bahía de motor con un trabajo de limpieza impecable. La instalación eléctrica se ha ocultado para lograr una apariencia limpia y ordenada, y el sistema de frenado, incluyendo la tubería, el booster y el cilindro, se ha reubicado para despejar aún más espacio.
No hay duda. Este Caribe es mucho más que un coche clásico; es una obra de arte sobre ruedas que refleja la pasión y dedicación de su dueño.
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